viernes, 23 de octubre de 2015

.::.•* Viviendo un sueño *•.::.






En una tarde muy triste para mí caminaba observando la maravilla de la naturaleza, era como si la noche quisiera vencer al majestuoso día caluroso. Yo sentía que ellos luchaban para predominar en la tierra, pero después de una larga lucha prevaleció al fin el atardecer porque aún eran las 5:30 de la tarde, en ese instante me cruzó por la mente una idea e imaginación, me decía en mi pensar, que difícil es encontrar el amor y aquella idea giraba en mi mente como si fuese la hélice de un helicóptero y me dije ¡Basta ya!, tengo que llegar a casa.
Entonces empecé a acelerar mis pasos y de pronto escuché un gran grito, medio extraño para mí nunca lo había escuchado, y corriendo fui a ver de donde provenía el alarido. De pronto, con ganas de escaparse de esa trampa, al rato me observó y me dijo: amigo por favor ayúdeme a salir de esta trampa, que de seguro la hizo el persa es en venganza de lo que le hice –yo sorprendido de que ese animal me hablara, asustado le contesté pero tú hablas, si yo hablo, y sabes porque- no, le dije –porque tú estás en el país de los sueños así que en esta oportunidad te pido por favor me ayudes, te juro que ya no robaré nada ajeno, si es posible devolveré todo lo que sustraje del persa- por favor que esperas ayúdame te lo suplico- viendo el arrepentimiento del animal le dije: me juras que no volverás a robar y si es posible como tú lo dijiste, devolverás lo robado y sí cumples tu palabra yo te sacaré de esa trampa- él me contestó: te lo prometo, estoy muy arrepentido de lo que hice, además he aprendido la lección, muy bien te liberaré enseguida. Corrí a desatarlo y por fin lo dejé libre –me observó fijamente al instante me extendió su pata y me dijo muchas gracias por tu ayuda y cumpliré mi palabra, adiós amigo, al momento se fue corriendo en dirección en donde se encontraba el persa.
*


Entonces, seguí caminando alegre de una buena acción que hice, caminé como 25 pasos más, y de pronto escuche otro grito diciendo con una voz a medio entender ¡auuu-xii--lio! Ayúdame ¡auxii-lllio!, así que al instante corrí tan rápido como un venado, mi guía era sólo el grito de aquel infortunado, de pronto encontré a un monje medio ahogado atrapado en medio del río, pero la gran sorpresa, es que este era ayudado nada menos que por centenares de bagrecitos, todos lo sostenían para que no sea arrestado por la fuerza del caudal, entonces, atónito dije: esto es imposible ¿será un sueño? Al momento me dí un peñizco y no sentí nada, exclamé muy fuerte ¡que hermoso sueño! En ese instante escuché un grito que provenía del bagre, pero este era diferente alo demás, aquél bagre era más viejo, me dijo: que gritas ayúdanos rápido que esperas –si tienes razón, cogí una rama fuerte lo pelé y lo alcance para que él, por medio de ella se sostenga, cogió, pero era muy dificultoso, otra vez observé hacía el río, vi. como los bagrecitos ayudaban incansablemente al pobre monje para que saliese, todo esto era dirigido por el mismo bagre que me gritó, aquellos bagrecitos obedecían, hacían todo lo que les indicaba, entonces, con mi ayuda y la ayuda de ellos logramos al fin sacarlo del río, casi medio ahogado, golpeado y desmayado- entonces escuche una voz que me decía –cuídalo mucho él es muy bueno, merece toda nuestra ayuda- yo consternado me decía, pero estos como pueden hablar –cállate, silencio, tú no sabes nada de nosotros, preocúpate mas bien por él, ya que yo estoy contándoles a los bagrecitos lo que hice cuando era joven como ellos, así que llévatelo enseguida. Así que cogí al monje pero este pesaba mucho, así que tuve una idea y fui en busca de ayuda. Caminando de prisa no encontraba a nadie así de pronto vi a una joven sentada, me acerque la salude y le pedí que me llevara a llevar s un monje al monasterio –ella enseguida me contestó ¿Dónde esta? –ven y sígueme.´´


Llegamos donde estaba el herido, desmayado y débil lo cargamos cada uno en hombro, así lo llevamos lo más rápido posible. Al rato llegamos al monasterio inmenso, majestuoso y hermoso, impresionado de dicha reliquia tocamos el portón inmenso, en ese instante abrió uno de los hermanos, al mirarlo dio un grito, rápido traed una camilla para atender a nuestro hermano.

Después de un momento viene el Abad viene el Abad y me pregunta ¿Cuál es tu nombre? Yo me llamo Miguel Ángel, muy bien muchacho espera aquí con tu amiga.

En ese momento yo le pregunté el nombre de aquella muchacha que me había ayudado –ella me contestó mi nombre es Juana María, en ese instante sentí que con sólo mirarla mi cuerpo y mi mano se estremecía de tan sólo verla, sentía que su mirada y la mía cruzaba tanto que en un momento determinado se encontraban en un espacio bello que ella y yo lo sabíamos, de pronto ella se acercó a mis labios- yo hice lo mismo- ocurrió algo que nunca me había ocurrido, por primera vez, sentía un beso tierno y pequeño que me sonrojó quedándome anonado que aquella presencia, especialmente su calidez de aquél ósculo que brindado. Al instante me sentía feliz que por primera vez sentí la esencia encerrada en sus labios inocentes.*

De pronto el Abad se acercó y me dijo: que deseaba conversar conmigo pero con la condición que la chica prosiga su camino. Al momento de escucharla enseguida ella comprendió dicha petición, y se marchó sin antes me dio de nuevo un beso sonrió y se Fue, Quedé impresiono, paralizado, después de un momento reaccioné y corriendo traté de alcanzarla grité su nombre por todo el monasterio en el bosque pero todo era inútil- ya se había marchado. Me sentía muy triste, pero vino una sonrisa en mi rostro y dije confiado: la encontraré.

Bueno regresé para conversar con el Abad. Aquel hombre me hizo una serie de preguntas, esta era una de ellas ¿Dónde estaba mi hermano? Yo al instante le contesté –en el río contesté. Que haría el ahí, pues no lo se le dije – bueno ya entiendo el me desobedeció por ende tendré que darle una lección, y a ti también por ayudarlo – le dije al instante – pero oiga se estaba ahogando, además tengo que ayudar al que necesite mi ayuda- muy bien dicho me dijo: pero de todos modos recibirán una lección. Pero necesito de tu ayuda para que el pueda aprender, ustedes son muy jóvenes y la vida necesita que el joven sea orientado por alguien que tenga más experiencia que ustedes , sabes Miguel te doy gracias por tu ayuda estoy inmensamente agradecido contigo, así que tu premio será lo que tu desees así que decide – muy bien, sabes lo que deseo le dije – que deseas le dije que yo también yo deseo aprender esa lección que le dará al monje –muy bien- por tu voluntad te regalaré esta medalla de lata es para ti tómalo y que Dios te bendiga por tu buena acción – gracias le dije. Entonces te daré un cuarto para que te quedes y corre enseguida porque la cena esta casi lista –gracias eso me faltaba porque me estaba muriendo de hambre.


Me pareció como si hubiera pasado varios días de risas, juegos oraciones y muchas cosas que me hacían muy feliz, hasta que por fin vi. Al amigo del río corriendo nos abrazamos fuertemente, él muy agradecido me dijo que Dios te tenga en su santa gloria por tu gran acción- no fue nada amigo, tú hubieras hecho lo mismo- quizás me dijo, mentira, también hubiese hecho lo mismo, riéndonos como dos niños estábamos, hasta que de pronto suena los pasos del encargado, se acerca hacia nosotros nos saluda y luego saca del brazo un tablero con fichas de ajedrez y nos dice: ustedes jugarán una partida de este juego muy serio nos dijo el que pierde perderá la cabeza entonces los dos asustados nos miramos, en cuya contemplación, desesperación, fobia pero a pesar de esa condición los aceptamos.

Nos llevó una sala, cerca de una mesa de color oscuro, las sillas eran negras, aquellos colores nos provocaron aun más miedo, temblando los dos, ordenamos las fichas, al instante empezamos a jugar. Sentíamos como si los minutos se detenían ante tanta desesperación por no perder la cabeza pues por eso empezamos mal las diversas jugadas, paso así un buen rato, viendo eso el Abad nos mira fijamente, cogió el tablero, las fichas las guardó enseguida. Volteó y empezó a decirnos: a pesas de la amenaza ambos se apreciaron y se tuvieron compasión uno del otro, así que fue eso que los salvó además, comprenderán hoy que muchas veces se debe obedecer y otras no. Así, que todo lo que hagan a partir de hoy, lo harán con amor –al instante me acordé lo que me dijo, aquel encargado mirándome me guiñó el ojo- y me dijo: gracias amigo, si deseas te puedes ir, este monasterio esta siempre abierto para ti, gracias por enseñarnos a los dos el significado del amor al prójimo, esos era importante para mi crecimiento espiritual. Cuando mencionó aquellas palabras casi ni las comprendí, pero sonaba interesante, al rato cogí mis cosas, le dí gracias y me despedí de ellos, a lo lejos aun están sus manos dándome esa despedida con la esperanza que yo regrese algún día.


Cuando más caminaba me sentía más cansado, de pronto llegué a un árbol gigantesco me recosté en ella, pensando en Juana María, al rato me quede dormido feliz de aquella faena muy buena para mí.*

Después de un momento, sentí que alguien me sacudía fuertemente para levantarme, pronunciando mí nombre, ¡Miguel – Miguel Ángel! ¡Levántate! – ya son las 7:30 de la mañana, tienes que ir a la escuela rápido, cámbiate, para que tomes tu desayuno.


Yo todavía medio confundido me levanté mirando todo mi alrededor, observando cada detalle y en mi mano sorprendido yo, tenia nada menos que la medalla que me regalo el padre Abad. Que emocionante todo me ha pasado, que travesías he pasado y me dije: que bueno estuvo ese sueño, ojala algún día conozca al padre Abad nunca lo olvidaré. Entonces me levanté, me lavé, me cambié y desayuné – Así que rápidamente me fui a la escuela recordando todo lo que soñé.

©JoséVenegas



.::.•* EL PERSA *•.::.




En una mañana de abril, el joven Persa salió temprano a encontrarse con su enamorada.

Felices y contentos pasaron toda la tarde juntos, hasta la caída del sol. El Persa creyó que era el momento apropiado para declararse, de una forma mas sería y así poderse robar un beso.
*
Es así que se atrevió y con valor se le declaro, era obvió que el Persa deseaba pasar de enamorados a novios.
Pero para desgracia suya Lana le dijo que no ¿Por qué dijo el joven Persa?.

Alo que Lana contesto que deseaba casarse, para que recién así pudiera entrar más en la intimidad como un beso, además porque es así como la habían educado y que no daría marcha atrás.

El Persa al principio como que no entendía bien el mensaje y le reclamó. A lo que Lana contesto: Si quieres, me aprecias, me respetas, esperarás.*
*
El Persa sin poder decir palabra alguna se retiró y empezó a caminar sin rumbo alguno.
*
Durante el camino no se había percatado que estaba dentro de un zoológico y solo se dio cuenta, cuando un rinoceronte de gran tamaño lo quiso atacar. E l Persa salió todo despavorido y corrió y corrió creyendo que el rinoceronte lo estaba siguiendo.
*
Durante el camino llegó a un iglesia, donde habita el padre Martín, que conocía al Persa desde que era muy niño. E l Padre le invito una taza de té, mientras jugaban una partidita de ajedrez.*

Así se la pasaron horas y horas, el Persa le contó lo sucedido con Lana, mientras le hacia un jaque y el Padre le respondía, mientras le hacia un jaque mate.
*
El Persa pudo comprender bien lo que Lana le había dicho, gracias al Padre. Así que se fue de forma rápida a casa, para que a la mañana siguiente nuevamente vaya donde Lana a pedirle disculpas, no sin antes llevarle unos peces para su acuario y diciéndole que aceptaba su propuesta.
*


©PedroM.AlvaradoDelgadillo.